Sentirme, Sentirte: ¿Existe relación entre las dificultades sociales y las sensoriales en el autismo?

El blog de Oxford University Press publicó en diciembre de 2016 la siguiente entrada sobre una investigación que explora la relación entre la percepción táctil y las dificultades sociales en las personas con TEA. Sus autores son Eliane Deschrijver, Roeljan Wiersema y Marcel Brass.

«El procesamiento alterado de las sensaciones táctiles por el cerebro podría indicar un vínculo crucial entre las dificultades sensoriales y sociales relacionadas con el espectro del autismo. El trabajo de Eliane Deschrijver y sus colegas, realizado en el nuevo centro de investigación EXPLORA (Universidad de Gante), muestra que las personas con trastorno del espectro autista (TEA) pueden tener dificultades para determinar qué sensaciones táctiles observadas pertenecen a los movimientos de otra persona.

Las personas con TEA experimentan tremendas dificultades sociales. A menudo no toman turnos en las conversaciones y tienen dificultades para mantener y comprender relaciones como estar enamorado o tener un amigo. Además, muchas personas con TEA son hiper o hipo sensibles a la información sensorial. Algunos se sienten abrumados por los entornos con muchos estímulos sensoriales, como los supermercados; a otros no les gusta que los toquen, o son menos sensibles al dolor.

Las teorías que tratan de entender los problemas centrales en el TEA se han centrado principalmente en las dificultades sociales o en los problemas sensoriales relacionados con el espectro. Las teorías sociales afirman que el sistema de neurona espejo de los individuos con TEA podría no funcionar correctamente, lo que sugiere que no procesan los movimientos de otros en las áreas cerebrales designadas para procesar sus propios movimientos. Por otra parte algunas teorías sensoriales sostienen que los individuos con TEA se centran principalmente en los detalles o son más sensibles a la variabilidad natural inherente a la información sensorial. Sin embargo, hasta ahora nuestra comprensión de cómo las dificultades sensoriales se relacionan con los problemas cognitivo sociales es relativamente pobre. Esto es notable, porque de hecho todo lo que sabemos acerca de otras personas viene a través de nuestros sentidos. Si los procesos sensoriales en el cerebro de los individuos con TEA se encuentran alterados, pueden afectar la forma en que entienden a los demás. A este respecto, no sorprende que distintas investigaciones hayan encontrado fuertes asociaciones entre la gravedad de los problemas sensoriales cotidianos experimentados por los individuos con TEA y sus dificultades sociales reales.

Sin embargo, de todos los sentidos afectados en el TEA, el procesamiento del tacto alterado es el predictor más fuerte de las dificultades sociales. ¿Por qué es así? Los investigadores de la Universidad de Gante (Bélgica) piensan que esto puede tener que ver con el importante papel del tacto para distinguir entre el yo y el otro. La distinción entre el yo y los demás basada en la visión o en la audición resulta bastante difícil: lo que uno ve u oye cuando alguien está haciendo un movimiento es bastante similar a lo que uno ve u oye al hacer este movimiento uno mismo. Esto contrasta con el sentido del tacto. Cuando se realiza una acción que conduce a una sensación táctil, se espera sentir una sensación táctil que corresponda a esta observación. Si tu propio tacto te dice algo diferente, la sensación táctil que ves probablemente pertenece a otra persona y no a ti. Así el cerebro puede así entender a otros al notar sensaciones táctiles observadas que no corresponden al propio sentido del tacto, pensaron los investigadores. Si, por el contrario, el cerebro de los individuos con TEA no lograra notar las  sensaciones táctiles observadas que no correspondan al tacto sentido, esto podría explicar al menos parte de sus dificultades sociales.

Usando la electroencefalografía (EEG), investigaron cómo el cerebro humano utiliza su propio tacto para entender las sensaciones táctiles en las acciones observadas de otros. Para ello, desarrollaron un experimento informático en el que una mano humana o de madera tocaba una superficie con el dedo medio o índice, mientras que el participante recibía una sensación táctil a la yema correspondiente o en otra. Un primer estudio en adultos sanos, publicado el año pasado, mostró que el cerebro humano nota en un tercio de segundo cuando la sensación táctil de una mano humana no se corresponde con la sensación sentida,  lo que hace más probable que el contacto observado no sea el propio. Porque el cerebro humano sabe que las manos de madera no tienen sensaciones táctil, los contactos observados en las manos de madera que no se correspondían con su propio tacto no fueron notadas por el cerebro.

Este proceso estaba significativamente alterado en el cerebro de adultos con TEA en comparación con el de un grupo de control. Un segundo estudio, publicado en septiembre de 2016, mostró que el cerebro de adultos con autismo de alto funcionamiento notaba en mucho menor grado cuando una sensación táctil observada como consecuencia de la acción de una mano humana no correspondía al propio tacto. Como estos individuos no mostraron un procesamiento disminuido de acciones realizadas por otras personas, los resultados se contraponen a las afirmaciones de que estos individuos tienen una disfunción en su sistema de neuronas espejo. Por el contrario, los hallazgos sugieren que el cerebro de individuos con TEA tienen dificultades para notar si el tacto observado pertenece o no a los movimientos de otra persona, necesario para distinguir entre el yo y los demás sobre la base del tacto. De manera notable, aquellos individuos con autismo de alto funcionamiento que habían reportado los problemas sensoriales más severos mostraron una perturbación más fuerte del proceso neural y expresaron tener mayores dificultades sociales en la vida diaria.

Es la primera vez que se puede identificar un vínculo entre la forma en que los individuos con TEA procesan información táctil en su cerebro y sus dificultades sociales. Los hallazgos pueden así denotar un nuevo y crucial vínculo teórico entre las dificultades sensoriales y sociales en el TEA. Sin embargo, es demasiado pronto para formular recomendaciones para el campo clínico sobre la base de este estudio exploratorio. Los resultados deben primero ser replicados en otras muestras, tales como niños o jóvenes con TEA. Los resultados conducen principalmente a una mejor comprensión del trastorno complejo y de las dificultades asociadas: de hecho, el sentido del tacto puede desempeñar un papel más crucial en el TEA de lo que se pensaba anteriormente.»

El artículo original se encuentra en http://blog.oup.com/2016/12/sensory-social-difficulties-autism/?utm_source=feedblitz&utm_medium=FeedBlitzRss&utm_campaign=oupblogpsychology

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