Los niños enfrentan retos cada día: desde aprender a hacer la lazada por primera vez, a escribir su nombre o trepar por un tobogán nuevo en el parque, hasta aprender a hacer amigos o expresar sus pensamientos y emociones…
No hay día que pase sin enfrentarse a un nuevo aprendizaje. ¡Esa es la naturaleza de la infancia!

Para enfrentar estos retos con placer, alegría y eficacia, necesitamos confiar en nuestra capacidad de intentarlo, saber qué es lo que nos interesa y lo que no, y si, o por qué es importante hacer el esfuerzo.

Necesitamos coordinar nuestras acciones con otros que participan con nosotros en una variedad de roles, un ambiente que ofrezca oportunidades de explorar y de equivocarnos sin ser castigados, y el permiso de practicar hasta adquirir habilidades nuevas.

El Modelo de la Ocupación Humana nos ayuda a entender:

  • La complejidad sobre la que se desarrolla la motivación por hacer y aprender, o volición
  • La importancia de nuestros roles y los de los demás a nuestro alrededor para desempeñar hábitos y rutinas
  • Las habilidades que permiten y fortalecen el desempeño
  • Los distintos aspectos físicos y sociales de los contextos en que nos desempeñamos habitualmente, como el hogar, la comunidad, y la escuela

El Modelo de la Ocupación Humana nos ofrece herramientas para aprender a evaluar y fortalecer de la mejor manera el desarrollo de todos estos aspectos personales de los niños, las familias y el entorno social y educativo, que en su relación permanente, facilitan la participación en las diversas actividades relevantes de la vida.

En definitiva, es un marco amplio e integral que se centra en las necesidades únicas del niño y su familia para promover una participación ocupacional satisfactoria en todos ellos.